Lo que pintaba con una simple idea de promover un festival en donde una serie de bandas de rock y músicos interpretaran temas frente a un pequeño público para convertirse en una vitrina de la paz y el amor, y así convertirse en el emblema de la generación hippie con el que se finalizaba una convulsiva década en contra del gobierno, la guerra de Vietnam y asesinatos a figuras de la política ahora ya icónicas.
Fue en 1969 del 15 al 18 de agosto, en una época inocente en donde ni siquiera los organizadores sabían bien lo que iba a pasar, la entrada estaba pactada originalmente en un valor de $18.00 para los tres días de conciertos, que reunío a Jimi Hendrix, The Who, Janis Joplin, Santana, Sly & The Family Stone, Joan Baez, The Grateful Dead, Credence Clearwater Revival, Jefferson Airplane, o Ten Years After entre otros, pero para Joel Roseman, Michael Lang, y Artie Kornfeld tuvieron que cambiaron todo sobre la marcha, primero por los embotellamientos que colapsaron las carreteras que llevaban a la localidad de Bethel, al norte de New York en donde se realizó el magno evento, por lo que tuvieron que declaran el concierto gratis y eso animó aún más la llegada de personas contandose entre 400 mil y 500 mil personas que llegaron a los campos en aquel entonces.
Acompañados de una inclemente lluvia que convirtío los campos en tremendos lodazales, al ritmo de buen rock, pero sin contar que la comida y el agua potable comenzaban a escasear pero de la nada y manera de improvisación, todo comenzó a salir muy pero muy bien, aparecío la Hog Farm que montó cocinas y ayudó a calmar peores males y hasta difundío ayuda de interés como por ejemplo evitar el consumo de los hongos marrones, a pesar que del otro lado un nutrido grupo de personas bajo el nefasto "Movement City" se reunío para satanizar el evento y presionar para que este se llegará a cancelar.
Curiosamente y gracias a la tolerancia del "Enemigo" osea el gobierno y el ejercito, que el evento se pudo llevar como debe ser, el gobernador de New York, el republicano Nelson Rockefeller ignoró las voces que pedían la cancelación del evento, e inclusó aportó recursos estatales como helicópteros del Army que trasladarón material médico, la sociedad civil tambié ayudó a los visitantes tras comprobar que no se trataba de una orgía al aire libre para drogarse y cojer a gusto, incluso un grupo de mojas repartío gratuitamente bocadillos elaborados en su covento.
El último día quizás fue el más mítico, ya que fue cuando el gran Jimi Hendrix subío a escena para interpretar el himno nacional de los Estados Unidos en una versión muy futurista y rockera, y así dejar una gran sonrisa en el rostro de muy muchos que recordaran ese festival como la aventura de su vida, ya que la camaradería hippue fue algo inusual para la época pero perceptible en Woodstock de principio a fin, en una época en donde inocentemente se creía que le rock tenía la fuerza para cambiar el mundo y sus problemas de odio y política negativa. Unos treinta años después se celebró una segunda versión del evento que terminó en desastre y de la cual no se recuerda gran cosa, más que todo los ideales habían cambiado por la codicia que llevó a los problemas ya conocidos por muchos, se quisó hacer de nuevo con motivo del 50 aniversario pero gracias a Dios que no se logró llevar a cabo, primero porque no se pudo llegar a un acuerdo clave y segundo, los nombres llamados a participar en su mayoría simplemente no hacían justicia a aquellos monstruos del rock de hace 50 años, en todo caso, mejor que se quede así con el recuerdo de esos eventos que cambiaron el rock y que hasta inspiraron otros conciertos similares como el famoso "Woodstockito" en Guatemala.
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