La película se llamaba La Dolce Vita obra cumbre del mítico director italiano Federico Fellini, desde un principio fue condenada por el Vaticano y amada por la critica ya que los diálogos, los personajes, los temas todos se volvieron provocadores y fascinantes, rompiendo tabúes y haciendo a un lado a las viejas ideas de la Italia provinciana de la posguerra, además de que marco un nuevo camino hacia el neorrealismo.
La escena cumbre fue filmada en una noche de marzo de 1959, cuenta la leyenda de que el celebre Marcello Mastroianni tenía tanto frío que se valió de un botella de vodka para poder hacerla. La escena de la Fontana de Trevi era un erotismo total desde que las aguas acariciaban el voluptuoso cuerpo de Ekberg ante la mirada embelezada de Mastroianni en su esmoquin, la fusión del erotismo, la tentación y en última instancia, la frustración condensados en 1 minuto y 38 segundos que hacen de esta escena uno de los momentos más brillantes del cine, todo un clásico.
Durante el estreno, algunos miembros del público escupieron y lanzaron improperios al director Fellini, enardecidos por lo que veían como una subversión a la moral y los valores aceptados.
La película es una suerte de sátira sobre la fascinación del público con los famosos, Anita Ekberg, por ejemplo, interpreta el rol de una estrella de cine que se convierte en una figura de fantasía para Mastroianni y para todos los hombres que la rodean, mientras que actriz francesa Anouk Aimee es Maddalena una mujer hermosa y rica pero hastiada de la vida mientras que Mastroianni anda en la búsqueda constante del significado de la existencia en medio de las ambigüedades sociales de la posguerra y de la Italia después del fascismo, Fellini quería que la gente estuviera relajada para que su verdadera forma de ser se viera reflejada en la película, tal y como lo dijo la actriz Valeria Ciangottini que participo en la película interpretando a Paola una niña de 13 años que reflejaba la inocencia más pura “Quería dejar de lado la ficción y transformarlo en algo real”, trasluciendo un mensaje de esperanza matizada por la desesperación, eso si todo lo que sucede era seguido muy de cerca por los paparazzi palabra acuñada a partir de la película, sus temas son atrevidos y originales van de la infidelidad, el suicidio, el asesinato, la depresión, todo entrelazado con escenas de alegría y diversión sonara ilógico pero porque no si así es la vida sugirió Fellini.
La Dolce Vita no solo cambio la forma de hacer cine sino que su influencia aun se puede notar 50 años después en películas contemporáneas como Lost in Translation. Quizá el publico joven ya no se identifique mucho con ella en gran parte porque pocos la han visto gracias a lo difícil que resulta poder adquirirla no digamos poder verla por la televisión ya sea abierta o pagada, de alguna manera la película se ha vuelto antigua pero en sentido positivo, puede que la ropa y los cortes de pelo se vean un poco desfasados mejor dicho hermosamente vintage, más sin embargo la obsesión con el materialismo y las celebridades le dan una relevancia poderosa, Fellini logro con La Dolce Vita un crudo documento y una reflexión casi teológica sobre la superficialidad y la condición humana, la amarga premonición del mundo que nos esperaba.